Todo el mundo estará de acuerdo en que el nacimiento viene acompañado de emociones positivas. Incluso en las circunstancias más adversas, la llegada de un nuevo ser está asociada a momentos de alegría para los padres, la familia y la comunidad. Las madres, en pocas horas, olvidan las dificultades, los inconvenientes y los dolores acaecidos durante el embarazo y el parto, y los padres suelen referir frases como “es la mejor experiencia de mi vida”.
Cuando decimos «Tengo química con mi pareja», ¿sabemos qué significa?
La química del amor es una expresión correcta, ya que en las reacciones que suceden ante esta emoción, hay electricidad (sinapsis) y hay química (hormonas y neurotransmisores), que hacen que una pasión amorosa controle nuestra vida y expliquen buena parte de los signos del enamoramiento. Así pues, podemos descomponer el amor en cuatro fases en función de sus respectivas sustancias neuroquímicas:
Fragmentos de literatura: Programa de Mindfulness para reducir el estrés
A continuación se recoge un interesante fragmento de la Guía Práctica de Bob Stahl y Elisah Goldstein con prólogo de John Kabat-Zinn y epílogo de Saki Santorelli que introduce a una orientación terapéutica novedosa de expansión progresiva en el campo asistencial psicológico. Esta guía recoge un útil protocolo sistemático para afrontar el estrés:
Una película con fondo: ¡Olvidate de mí!
Titulada en su origen estadounidense “Eternal sunshine of the spotless mind”, traducida literalmente como “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. A mí particularmente me gusta este original título, no sólo por su atractiva intrincada semántica, sino porque además, invita al espectador a ir generando “posibles” argumentos.