«NO ME ENLOQUECES, ME APASIONAS”.
“No es lo mismo una cosa que la otra. Cuando me enloquezco
por la persona amada me pierdo a mí mismo, me vuelvo irracional,
sin rumbo, despistado por y en el amor.
Apasionarse en cambio implica sentir entusiasmo, deseo del bueno, impulso esclarecedor.
Apasionarse no es idiotizarse. No es andar en círculos,
es despertar”.
Walter Riso.
La teoría clásica del intercambio social de Thibauth y Kelley, explica que los seres humanos actuamos entre nosotros con el pleno reconocimiento de que nuestros actos serán de alguna manera recompensados. Esta teoría aplicada a los intercambios de la vida en pareja también explica cómo podemos sentirnos según percibamos el equilibrio o desequilibrio entre lo que ponemos en la relación y lo que obtenemos de ella. El amor se mantiene cuando los dos miembros de una pareja dan y reciben por igual, es decir, cuando sienten que están invirtiendo lo mismo que el otro, con reciprocidad y equidad. Una persona que recibe mucho afecto, siente que la relación le recompensa, pero la relación se desequilibra cuando se mantiene a costa de una sola persona, aumentando la posibilidad de que el amor pueda caducar o desear una relación mejor con otra persona. La clave para mantener una convivencia sana de pareja estriba en saber escuchar y comprender al otro, ya que las aparentes diferencias irreconciliables a menudo no son más que malos entendidos o apreciaciones equivocadas. En la convivencia diaria, se dan errores y conflictos más o menos relevantes y la pareja perfecta es una utopía, sin embargo la forma de afrontar esos desacuerdos es lo que distingue a las parejas felices de las que no lo son. En el contrato privado establecido entre dos personas, las cláusulas que van escritas en letra pequeña, que fortalecen la relación íntima y constituyen ingredientes fundamentales para la receta de una buena vida en pareja, serían: comunicación, respeto y confianza, empatía y flexibilidad, compromiso y autonomía, compartir expectativas y responsabilidades, así como el mutuo intercambio de gratificaciones.
Respecto a estas últimas, John M. Gottman y Nan Silver, investigadores del popularmente conocido como “Laboratorio del Amor y la Familia” de la Universidad de Washington, recogieron sus conclusiones sobre la relación y la convivencia en pareja en el libro “Siete reglas de oro para vivir en pareja” (Ed. Debolsillo Clave, 2010), que se ha convertido en uno de los clásicos en su campo. Según sus observaciones, las parejas que funcionan bien dedican un promedio de 5 horas semanales a hablar entre ellos y generan cinco emociones positivas por cada una negativa, entre las que destacan la empatía, la admiración, el agradecimiento y el afecto. Estos son los cinco ejercicios que ayudan a mejorar una relación afectiva, que John M. Gottman denominó «Las 5 horas mágicas»:
Ejercicio 1: Despedida por la mañana.
Antes de acudir al trabajo, recordar planes o preguntar qué va a hacer nuestra pareja durante la jornada. Enterarse por lo menos de un evento al día de la vida del otro es una forma de decir «tú me importas», ayuda a romper el hábito de la desatención y la rutina que convierte a las parejas en extraños que se van distanciando poco a poco.
(2 minutos al día/5 días a la semana: 10 minutos)
Ejercicio 2: Conversar al final del día.
Al llegar a casa, intentar que la conversación mitigue el estrés acumulado durante la jornada laboral. Muchas veces en el encuentro no se habla por cansancio o se transmiten quejas o interrupciones. Para ello es conveniente dedicar unos minutos a comentar las cuestiones del trabajo, cómo nos fue el día, qué hicimos, etc., sin mezclarlas con las de la pareja. Al elaborar la preocupación verbalmente evitaremos desplazar la tensión sobre la persona querida. Es importante resistirse a la tendencia a dar consejos o de reprochar, en lugar de ello lo mejor es buscar soluciones, solicitar acuerdos, apoyar y mostrar entendimiento.
(20 minutos al día/5 días a la semana: 1 hora y 40 minutos)
Ejercicio 3: Mostrar aprecio.
Por lo menos una vez al día, expresar verbalmente admiración, valoración y aprecio hacia el otro por algo que ha hecho, de manera directa o a través de una llamada de teléfono o de un mensaje.
(5 minutos/7 días a la semana: 35 minutos)
Ejercicio 4: Expresar afecto físicamente.
No sólo las palabras y el contacto sexual importan, fuera del dormitorio también es necesario intercambiar abrazos, besos o caricias, expresar ternura y utilizar el contacto piel a piel con nuestra pareja.
(5 minutos al día/7 días a la semana: 35 minutos)
Ejercicio 5: La cita semanal.
Un día por semana organizar una cita con la pareja, como cuando empezaron a conocerse. Acudir juntos a algún sitio o quedarse solos en casa, charlando, intimando y ampliando el mapa de amor.
(120 minutos/2 horas una vez a la semana)
TOTAL: 300 minutos ó 5 horas semanales.
Nuestra sexualidad no se manifiesta únicamente a través del placer sexual: somos seres sexuales cuando tocamos, besamos y abrazamos, pero también cuando nos comunicamos, nos reímos y nos divertimos juntos. A diferencia del ideal que solemos tener acerca de que las parejas felices comparten mucho tiempo, lo que verdaderamente importa es dedicar a la relación afectiva pequeños lapsos de tiempo de manera constructiva, positiva y afectuosa.
Nélida Álvarez Menéndez
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Carlos says
Falta una …
Desaparecer de vez en cuando…
Eliminar todas las anteriores para poder soñarte…