La Intervención Clínica en Educación atiende los problemas emocionales y de conducta que presentan niños y adolescentes en Primaria y Secundaria con bajo rendimiento, mala base, problemas de aprendizaje o fracaso escolar. La acción terapéutica consiste en realizar un estudio previo de los factores que influyen en estos problemas, optimizar los recursos del alumno y dirigirlos hacia una meta orientada a la reorganización comportamental y educativa. El tratamiento debe contemplar la información sobre la naturaleza de las dificultades, su clínica y evolución, las alternativas terapéuticas para la adaptación escolar y académica, además de la psicoeducación con padres y educadores, aportándoles las estrategias y metodologías necesarias para el manejo concreto de situaciones problemáticas, como pueden ser:
- Dificultades específicas de aprendizaje: Dislexia (dificultades en la lectura o retrasos lectores que impiden la correcta comprensión de textos), Disgrafía (errores de la escritura, por déficits en el uso y conocimiento de reglas ortográficas), Discalculia (dificultades en el aprendizaje del cálculo matemático).
- Problemas emocionales y cognitivos: ansiedad ante los exámenes, baja autoestima, falta de motivación, dificultades de atención y concentración.
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
- Necesidades educativas especiales: apoyo educativo y adaptación curricular, cuando el alumno presente mayor dificultad que el resto de sus compañeros para acceder a los aprendizajes que le corresponde por su edad.
- Requerimientos educativos especiales por problemas de conducta: alteraciones emocionales (ansiedad, depresión…), desobediencia y rebeldía, alteraciones del comportamiento (negativismo desafiante, conducta disocial…).
- Absentismo escolar.
El objetivo principal de la intervención en Psicología Educativa es lograr que el alumno supere los problemas de aprendizaje y desarrolle total autonomía a la hora de enfrentarse a las tareas escolares. Cuando no se ha podido ajustar la respuesta educativa a tiempo, en ocasiones aparece un retraso académico que puede generar desmotivación hacia el estudio, baja autoestima e incluso problemas de conducta. Llegados a este punto, es necesario partir del problema original que ha causado el fracaso escolar e intervenir sobre él y sobre las consecuencias que del mismo se han derivado, para ello los objetivos generales que suelen plantearse son:
- Recuperar la motivación hacia el estudio, tanto extrínseca (externa) como intrínseca (interna).
- Adquirir habilidades que permitan controlar la ansiedad que genera cualquier situación que evalúe el desempeño académico.
- Fomentar la autoestima y el adecuado autoconcepto personal.
- Entrenar en técnicas que potencien la capacidad de atención y concentración, la comprensión verbal o el razonamiento abstracto.
- Proporcionar técnicas asertivas que mejoren las relaciones interpersonales en el aula y en casa.
- Superar cualquier problema conductual asociado al fracaso escolar.
- Lograr desarrollar unos hábitos de estudio positivos y necesarios.
- Entrenar en el uso de Técnicas de Estudio.
- Facilitar a padres y educadores la metodología específica necesaria para lograr resultados en la intervención con su hijo/a.