¿Por qué nos deprimimos? [1]
Quizás una de las preguntas más frecuentes que nos podamos hacer en relación con la depresión tiene que ver con las causas, con las razones por las que una persona se deprime. A veces esa causa es evidente: Hemos perdido un ser querido, estamos pasando por una fase de inseguridad laboral (o estamos en paro), hemos sufrido una serie de reveses muy seguidos, somos víctimas de alienaciones y abusos… Pero, desafortunadamente, en la gran mayoría de los casos, el paciente no encuentra razones suficientes para explicar su sufrimiento.
Es más, una manifestación frecuente de la persona con depresión es que no encuentra justificación para su estado, lo que le desmoraliza aún más. En algunos casos porque se siente que su vida está compensada (“sé que mi trabajo no es lo más gratificante del mundo, pero me permite vivir y, además, tengo una pareja que me quiere, unos padres que se desviven por mi, unos amigos encantadores y eso es lo que deseo. No entiendo por qué me echo a llorar por nada y sólo quiero estar sola, durmiendo…”). En otras ocasiones la sensación de desamparo es todavía mayor (“tengo una pareja que me adora, unos hijos maravillosos, estoy bien en mi trabajo, tengo la casa que quería. Entonces, ¿por qué me siento tan mal?, ¿Por qué tengo esta pena tan grande?”). Las causas o razones en este caso no son perceptibles a simple vista y habría que buscarlas dentro de nosotros mismos. Y sobre nosotros mismos hay mucho que decir.
Una causa común que se suele argumentar es que cuando nos deprimimos nos descompensamos biológicamente. Es la hipótesis bioquímica. Según ésta, nos deprimimos porque unas moléculas denominadas neurotransmisores (básicamente serotonina y adrenalina), responsables de nuestro estado de ánimo, se han descompensado, provocándonos el desánimo y el abatimiento. La hipótesis bioquímica es la que justifica el uso de los psicofármacos antidepresivos. A esta causa frecuentemente se une la hipótesis hereditaria, porque se ha observado que esa vulnerabilidad biológica (los déficits en serotonina y en adrenalina) se encuentra en grupos de familias.
Desde la Psicología se han propuesto diversos modelos teóricos (traducidos al castellano en distintos formatos) que intentan explicar la aparición y mantenimiento de las conductas depresivas en los seres humanos. Una característica de estos modelos es que no sólo tratan de explicar por qué aparecen los síntomas de la depresión y su gravedad, sino los procesos psicológicos implicados (cómo interpretamos la realidad, lo que pensamos, cómo pensamos, cómo sentimos…) y los desarrollos de esos procesos. Ocurre que esos modelos no siempre están de acuerdo unos con otros y, a veces, pueden ser hasta contrapuestos.
¿Por qué hay tantos modelos psicológicos que explican las causas de la depresión, algunos de ellos hasta contrapuestos? Lo primero que se puede decir es que eso se debe a que muchos de los orígenes de la depresión están todavía por descubrir, lo que da pie a que se especule desde distintos puntos de vista. Pero una segunda explicación nos dice que existen varios modelos porque la depresión es compleja y diversa, que no la origina una sola causa, sino varias y que existen modos distintos de deprimirse que psicológicamente se viven de manera parecida.
Sin embargo, es importante destacar que ninguno de los modelos, por sí solo, se ajusta de manera absoluta a la depresión, son válidos y útiles para guiar las interpretaciones que damos a nuestros pacientes acerca del origen y mantenimiento actual de sus problemas, así como para planificar y programar el tratamiento, pero raramente todos los datos de una persona con depresión encajan en un único modelo, más bien, varios modelos teóricos en combinación pueden explicar lo que les ocurre. A esta situación se le une el hecho de que algunos modelos no tratan tanto de explicar por qué surge la depresión, sino qué es lo que hace que las personas sean vulnerables al desánimo o qué es lo que hace que se mantengan los síntomas, una vez que se debuta.
Lilisbeth Perestelo Pérez
El siguiente vídeo ilustra qué es la depresión y su título “Yo tenía un perro negro llamado depresión”, se refiere a que Winston Churchill, uno de los muchos casos de personajes históricos que padecía depresión y fueron capaces de grandes logros, la describía como «el perro negro».
En el video se explica cómo nos afecta la depresión y la importancia de buscar ayuda para conseguir sentirnos mejor, aprendiendo a convivir con sus síntomas en vez de sumergirnos cada vez más en ese estado.
[1] Resumen del Capítulo 5 del libro “Me Deprimo” de Wenceslao Peñate y Lilisbeth Perestelo (Editorial: Pirámide. Madrid 2007)
Catherine says
Hace un tiempo vi este video. Me parece grandioso. Una de las mejores descripciones de lo que sucede cuando aparece ese perro negro llamado depresión.